jueves, 18 de agosto de 2011

Las Guardianas

            El 16 de septiembre de 2010 en Venezuela, el presidente Hugo Chávez tomó juramento a un grupo de más de 3000 mujeres denominado “las guardianas de Chávez”, que tienen como fin velar por la revolución bolivariana, apoyando al actual presidente. Esta reciente conformación se da en el marco de las elecciones realizadas el domingo 26 de septiembre para la Asamblea Nacional.
            En el acto el primer mandatario venezolano decía: “La construcción de una patria de amor no se puede llevar adelante sin que haya protagonismo de los movimientos encabezados por mujeres”.
            Aclarando su función destacaba: “más que Guardianas de Chávez, las mujeres se deben constituir en guardianas fervorosas de la Revolución Socialista… no son un culto a la personalidad, sino que se trata de un grupo de mujeres luchadoras contra los planes desestabilizadores de la oposición nacional e internacional…Las mujeres junto a todo el pueblo venezolano tienen que estar de guardia por la Revolución, porque el toque de corneta a tiempo de una guardiana puede salvar la patria”.               
            Ejemplos como este nos permiten replantearnos el rol que juega la mujer en la sociedad actual, donde podemos ver que más allá del arquetipo que a través de los medios de comunicación nos quieren imponer (en el que lo importante sólo es tener un cuerpo bonito ajeno a toda preocupación colectiva), cada vez que los pueblos latinoamericanos avanzan, las mujeres jugamos un papel protagónico y decisivo.
            La Revolución Mexicana producida a principios del siglo XX, encabezada por Emiliano Zapata y Pancho Villa, logró alterar las estructuras arcaicas del viejo sistema de terratenientes y capitales extranjeros. Las “soldaderas” o “adelitas” fueron un grupo de mujeres anónimas que tuvieron gran incidencia en el desenvolvimiento de los hechos, ya que no sólo se ocupaban de lavar, cocinar, cuidar de los enfermos y ser madres y esposas, sino que formaban parte de los ejércitos rebeldes como espías, contrabandistas de armas desde EEUU, o soldados.
            En 1952 el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) lleva a cabo en Bolivia una nueva revolución que permite la nacionalización de las minas y una reforma agraria. De su seno surgen las “barzolas”, comandos femeninos cuyas funciones iban desde la atención a los presos políticos, tareas de propaganda y reorganización de las filas revolucionarias, transmisión de mensajes, hasta la participación activa en las luchas.
            En 1959 se produce la Revolución Cubana al mando de Fidel Castro, que al terminar con la dictadura de Batista, lleva a una democratización de la isla mediante nacionalizaciones y el fin de los latifundios, modificando el régimen de propiedad de la tierra. Las “marianas” fueron una unidad de mujeres que combatieron codo a codo con los hombres en los enfrentamientos armados.
            En 1978 la Revolución Sandinista en Nicaragua permite el reparto de tierras, la nacionalización de la banca y el comercio exterior. Una gran cantidad de mujeres participan a través de la Asociación de Mujeres ante la Problemática Nacional, como parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
            Más cerca, en la Argentina, con el peronismo en el poder, a través de un proceso de industrialización y distribución de la renta, se adquieren los derechos sociales y la participación de los trabajadores en los destinos del país. Es en ese marco donde las mujeres conquistamos nuestros derechos políticos (en 1947 se sanciona el derecho al voto femenino), quedando  plasmados, al fin, en la constitución de 1949. La participación de millones de mujeres en la política argentina, organizadas en el Partido Peronista Femenino teniendo como abanderada a Eva Perón, fue una de las causas determinantes de la victoria.
            La sola enunciación de estos pocos hechos de nuestra historia común, nos permite observar el lugar fundamental que ha ocupado la mujer en el proceso de emancipación de los países de América Latina.
            Salvando las distancias y los momentos históricos, en el marco de la puesta en tela de juicio de la escala de valores establecida debido a la presente crisis mundial, donde los países latinoamericanos se oponen a las recetas de ajuste (que tenemos la desgracia de conocer), impuestas por los grandes centros de poder, es necesario que las mujeres seamos partícipes, junto con los hombres, de la transformación de la realidad actual, mediante la actividad colectiva.
 
Mariana Kearney

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